El Reto

El reto

EL RETO DE REVIVIR UNA ÉPOCA

JOSÉ TIRADO

Llevar a cabo el diseño de producción de La canción ha sido un reto apasionante. Desde la primera vez que hablamos Alejandro coincidimos en algo muy importante: no queríamos hacer una serie que pareciera una enciclopedia. Éramos conscientes de que estábamos retratando un periodo muy importante de la historia reciente de España. Por un lado, queríamos ser lo más fieles posible a cómo sucedieron los hechos. Y al mismo tiempo, queríamos hacerlo para distintas generaciones: la gente que vivió aquellos días, y quienes iban a descubrirlos por primera vez. 

Partiendo de esa premisa y, después de hablar con los creadores, Fran Araújo y Pepe Coira; entendimos también la importancia de marcar el contraste y las diferencias que en ese momento se vivían entre España y el resto de Europa. Mientras en nuestro país se sufrían los coletazos de la dictadura franquista, en el resto del continente empezaban a abrazarse las revoluciones sociales y estudiantiles. Mientras que nuestros protagonistas trabajan en una cadena de televisión bastante opresiva, ministerial, hecha por y para el régimen, en sus homólogas extranjeras descubren emisoras nuevas y modernas. Lo mismo que en las calles, las tiendas o los bares de las ciudades a las que viajan. Elegimos con mucho cariño todas las localizaciones. Si en Londres reproducíamos un edificio brutalista, o en Alemania una oficina minimalista hecha a base de vidrio y metal, aquí no íbamos a rodar en un edificio insulso de líneas rectas y paredes blancas. Teníamos que esforzarnos por encontrar edificios de la época que, al menos, tuvieran ciertas formas interesantes, menos imponentes que las otras, pero que dieran bien en cámara. Lo mismo con los materiales (cristal y aluminio, frente a ladrillo y madera), la paleta de color o los estampados. Si aquí predominaban los marrones, grises y ocres o los estampados más recargados, en el resto de Europa dominarían los tonos fríos (verdes y azules) y los motivos más lineales y geométricos.

Pero, sin duda, la mayor dificultad era cómo reproducir el Albert Hall, escenario de la final de Eurovisión de 1968, en nuestro país. Y necesitábamos mucho tiempo para rodar, así que no nos podíamos plantear hacerlo en un teatro en activo como es el de Londres. Estaba claro que tendríamos que reproducirlo y, al final, después de muchas ideas, búsquedas, pruebas y errores, conseguimos crear el puzle en el que se ha convertido hoy en día nuestro Albert Hall. El exterior es el real, las escaleras de acceso son una localización de Madrid, los pasillos internos y los camerinos son de otro espacio de Madrid, pero rodados por duplicado para que parecieran más largos y, finalmente, el escenario de la actuación es una construcción en decorado. A unir y ensamblar todas estas piezas ha contribuido la inestimable ayuda del departamento de VFX. En nuestro resultado, esperamos satisfacer la nostalgia de quienes vivieron y recuerdan la emoción de aquel momento y, a su vez, despertar el interés de más jóvenes que quizá ni siquiera saben qué es “La, la, la”.

Image Fija

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